En el horizonte sólo alcanzo a distinguir lo mismo de siempre. Me dirijo hacia allá sin remedio. Avanzo. Como debe ser. Cuadrados, círculos, las mismas formas geométricas que me esperan. Y así, camino hacia la eternidad. Doy vueltas al círculo, zigzageo un rato, doy tres brinquitos y retrocedo. A veces camino en línea recta. Tal vez un día, con mucho esfuerzo alcance la cima de la pirámide. ¿Y para qué? Volveré al mismo ritual eternamente. Nunca caeré al cielo ni despertaré invertida, en un anime japonés. Ni el cuadrado será un cubo. ¿Buscar nuevos horizontes? ¿Tomarse de las manos? no hay más que atrapar la luna en una fotografía, en un sueño.
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