El combate inició. Al primer movimiento emergió un manantial, al principio púrpura, luego herrumbroso. Él se espantó del suceso, no lo concebía posible, pero estaba ahí, fluyendo con dolor. La yegua retinta de la sorpresa lo había arrollado, con la diligencia del relámpago. Quedó iluminado un segundo.
El juez dictaminó, su triunfo se hizo coágulo entre gasas. Sus amigos maldijeron.
Penumbra.
Ella se acercó sonriendo.
-Pobrecito, no diste pelea, que sea ésta tu victoria.
Le entregó su compasión en plenos labios.
Sintió que los sabores se batían también a duelo. Un humor extraño, a medio camino entre derrota y paraíso.
Arturo Luna
5mzo2021
#ViernesDeBocadillos
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