Y busco en el Zazen, en el silencio...
Me dijeron que de nada debería estar llena
-paradójicamente-
mejor dicho, vacía.
Que la nada lo es todo,
que de mí me desprenda
y practique el no ser,
lejos del ruido.
Y me siento y medito
esperando, esperando, esperando...
pero espero y soy
y caigo en el abismo;
la nada que me envuelve,
que tiene más de infierno que de cielo
se inserta entre mis huesos,
se hacen polvo,
y lo que debería de no ser
es aquí un envoltorio abandonado
que cubre mis entrañas;
cuero, abismo, polvo, nada,
eso que me carcome
eternamente;
disfraz sin alma
flotando en el vacío.
Fernanda Sánchez Arévalo
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