La Magdalena llora, no a mares, pero sí a ríos. Llora ríos de lágrimas cristalinas envasadas en tuberías ladronas, las que escapan al despojo pronto se convierten en charcos fétidos por los vertederos urbanos donde los hacinados descargan sus males, disipan el bote a reventar de basura de sus corazones.
Otros intentan aclarar el cauce con buenos pensamientos y pequeñas acciones. Aún así, el sol regala puntualmente dos brocados de oro.
Uno entretejido con azulosos algodones y verdosa grama en el dintel de las montañas y el cielo; y otro ceñido al vientre frío y desnudo de la mujer blanca.
#ViernesDeBocadillos
22Enero2021
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