"Cada lágrima que una ginecoide llora por tu causa la aleja un centímetro. Pero, ay de ti si no avanzas otro hacia ella."
Manual de robótica afectiva.
Cerró el archivo. Inmediatamente aproximó la distancia entre los dos. No podía ser.
Su lejanía no era física, sino digital. Mediríase en bits, quizá.
Mala señal.
Un paso en falso.
Se separaban cada más en medio de un zumbido aéreo.
Tres pisos abajo se detuvo. Sus sesos de silicio se esparcieron sobre el asfalto.
Arriba, ella lo contempló, sin llanto. Su modelo no incluía depósitos lacrimales. El de él fallaba en calcular distancias.
Arturo Luna
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