El mundo lo formó un quelonio, le dijeron, escarpado y montañoso como su lomo, suave y profundo como su vientre. Aunque haya noches obscuras y brillantes amaneceres, ambos nos traen lágrimas, cual desove sagrado. Al parir al mundo la tortuga primordial dio su última bocanada. Su saliva formó el mar y su aliento el cielo.
El capitán, explotador y mujeriego, siguió en la mesa desollando a la Laúd. Al último corte su corazón se tornó una masa, una disolución sanguinolenta.
Paredes afuera, el sabio comcaac agitaba un caparazón. Sereno liberaba a su hija, daba equilibrio a la casa, al universo.
#ViernesDeBocadillos
21Enero2022
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