Te recuerdo flaco, cargando una bolsita con amaranto. Decías que podías sobrevivir comiendo solo eso. Uno de los alimentos más nutritivos que conocías. Tu carrera de biólogo te había permitido aprender un poco sobre la alimentación.
Habías regresado sin dinero, después de vivir en Canadá con una chica que te introdujo más en las drogas. Eso lo supe ese día, pues me contaste que fumabas marihuana desde la preparatoria.Yo aún me alimentaba con la idea de que eras para mí.
Que absurdo me parece todo en retrospectiva: tu "naturismo", el primer y último "güey" que escuche de un hombre hacia mí; la tarde en que comencé a perder el tiempo pensando en ti; tus palabras cuando te mostré emocionada un libro de comunicación no verbal: "tú te quieres comer el mundo a puños y aún no te has lavado las manos"; mi necedad.
Después de veinte años, ya te has tragado al mundo -aunque olvidaste lavarte las manos-.
Yo comencé por lavármelas y ya no sueño con comerme al mundo, sin embargo, me nutro de amaranto y muchas cosas más.
Aquel día no fue el último que te vi, ni el último en que hablamos de alimentos, pero quizás fue entonces cuando comenzaste a difuminarte y pasaste únicamente a formar parte de esa etapa en que no cuidaba mi alimentación.
#FernandaSánchezArévalo
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