domingo, 11 de abril de 2021

Ser humano

Se aferró a su pecho con fuerza desde el primer día, sin embargo, su madre dejó muy pronto de amamantarlo. Chillaba cada noche en busca de alimento.
Al crecer comenzó a devorar libros, pero nunca quedaba satisfecho.
Como todos, en este sitio, tuvo que irse. No le dio tiempo de sembrar y cosechar lo suficiente para saciar su hambre.
Hoy volvió como una planta, ávida de sol y agua, que se regodea con su savia.

Fernanda Sánchez Arévalo

 

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