miércoles, 22 de enero de 2014

Palabras vacías

Las palabras vacían
su contenido
como colmillos
de cascabel
en la mordida,
última defensa
del benigno ser
que repta la casualidad
de la vida.

No es emergencia fortuita
que no encuentre norte
ni estrella guía,
es consuetudinario proceder
mi errado navegar,
de tiburón senil,
que surca la oquedad,
sin encontrar
tu mar.

Templadas aguas me rodean
azules, verdes, renegridas,
silencio informe,
agua salina,
extensión vacía
de tus colores,
tinta transparente,
sin rubores.

En ella se sumerge
mi deseo, mi anhelo,
y siento los filosos
colmillos despiadados,
de las pirañas siniestras,
encarnación punzante
de mis culpas,
pagadas a fuerza
de mandíbulas furiosas,
siento el ardor
de mis errores,
tan pretéritos
como los dioses del agua.            

Es entonces que las palabras
brotan como gotas de savia,
lágrimas de reptil alado,
que mata mis ideas
con su sangre fría,
con su escamoso semblante,
brotan hasta hacerse
un charco de intención
redentora en el desierto
donde repta mi angustia.

Es cuando mi respirar
persigue tu nombre
en todo rastro del viento,
alzando la cabeza
a la bóveda negra
que es mi casa,
tu nombre grabado en las estrellas,
en la vía de neutle,
y no de leche,
grabado con púas de maguey,
acerada certidumbre
de mi orfandad de ti.

Y no lo encuentra,
se pierde en las carcajadas
que el gran cosmos
formalizado en destellos,
en flamígeros puntos
que relucen burlones
su lejanía de mis huesos,
de mis huellas,
se pierde y no encuentra tu nombre,
sólo da cuenta de mis
palabras vacías,
ya sin veneno
después de la mordida.

[3] Revista el Humo. Arte y Cultura, Enero-Febrero 2014. http://www.revistaelhumo.com/

No hay comentarios: